DEJAR HACER, dejar pasar. O como decía el ínclito Rosón, "laissez faire, laissez passer". Es lo que viene a decirnos Aznar estos días respecto a comer hamburguesas, tragar vino y conducir por las carreteras del Estado (desconozco si en este orden).
Cierto. Padezco este mal. Como no tengo nada que contar de Londres, me dejo poner de los nervios por las gilipolleces de Aznar. Pelito al viento, se le puede ver estos días de Puente de Mayo luciendo palmito en las ediciones digitales, frivolizando sobre las campañas de tráfico. Quitándole hierro al asunto. Tanta crispación no es buena, y menos en las carreteras. A Aznar, copywriter en la intimidad, no le mola el "No podemos conducir por ti". le chirría, le parece, mire uste, prohibicionista. Acaso le va más el Dejar hacer. Y oye, suena bien como slogan para el verano: "Dejar hacer, dejar pasar". Además, casa con el "te gusta conducir?" Ya lo dice Che: "¿quién te ha dicho que quiero que conduzcas por mí?" ... y esta vez no ha cobrado por contárnoslo.
Mi madre cree que el que dice gilipolleces es que es un gilipollas y a veces se queda corta.
Mi inglés mejor, gracias por los que preguntaron. Como eres un ser tan primario y básico, se hace imposible entender a los hijoputas, así que eres más feliz.
Mientras, Escocia se nos está haciendo mayor y ya quiere salir de marcha hasta más de las doce. Blair pasa de responsabilidades y se las pira a climas más templados, que en Downing Street hace mucho frío. Yo lo veo junto al otro -el novio de la Botella- en la sala Galileo, antes de faemino y cansado, cantando lo de "me gustan las mujeres me gusta el vinooooooooooooo..."
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1 comentario:
Vas a peor, cada vez más rojo, menos literario, y más escueto... ¿dónde hay que desoscubrirse?
Algunos queremos vivir Londres como ya vivimos NY. Y saber en qué coño vas a trabajar y por qué de vez en cuando apareces en la tele
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