martes, 28 de agosto de 2007

domingo, 26 de agosto de 2007

Brothers in arms

Dicen que un millón de británicos vive ya en España. Muchos parecen, especialmente si se tiene en cuenta la cantidad de ruido, pis y cerveza que destila una jauría de ese tamaño.
Un millón de británicos espolvoreados por España, así, como quien echa la sal en la pasta, siguen siendo muchos británicos y digo yo que un fenómeno así tendría que sentirse en la Costa del Sol o en Ibiza, sí, pero también en Cuenca, Teruel y otras ciudades que sólo existen en la fantasía popular del español medio.

Además, un millón de 'Rooneys' menos en el Reino Unido se sentiría en las calles de Londres y sus alrededores. Pero aquí sigue habiendo la misma cantidad de descerebrados, payasas y demás fauna sajona, según cálculos personales. La cifra de esta presunta fuga de cerebros me parece exagerada.

En todo caso, cuando el río suena es que británicos lleva. Paralelamente, y si tú me dices que cerca de un millón de británicos disfrutan ya de España, yo te cuento que unos cinco millones de españoles viven ya en Londres. Malviven. Lo que estamos viendo aquí es un clarísimo caso no de fuga sino de intercambio de cerebros. Millones de masas encefálicas (y sin el ence) van y vienen de un país para otro en un hermanamiento que no tiene parangón en la historia de ambos países. Hijos de la Gran Bretaña, los unos. Hijos de la Armada Invencible, los otros.

Un proceso que significará, allá por el año 2020, el intercambio físico de estas dos grandes naciones.
Reino Unido será entonces un país poblado por españoles con una minoría de indios, británicos e italianos. El español, que había venido a conquistar el mundo por la vía del idioma, acabará conquistando Bretaña, la gran isla de la campiña y las isobaras por los suelos. Como pueblo de conquistadores que somos, será lindo confiscar este cacho de césped. Aunque eso es precisamente lo que querían los británicos, desprenderse del país que no ve el sol de octubre a marzo.

Por entonces ellos tendrán a su disposición el Levante, la huerta murciana, la Costal del Sol, por supuesto, y comerán pescaíto and chips en Cádiz por media libra. La capital será Gibraltar y la Moncloa será reconvertida a macrodiscoteca. Portugal, ahora que la Península es británica, se anexionará a Spain y el País Vasco y Cataluña obtendrán su independencia. Sin embargo, habrá grupos terroristas que reivindiquen su anexión a Spainland. Los britiñoles, muy aislacionistas ellos, dirán que nanai o que no hay mus.

Un dato farandulero: Isabel II de Inglaterra pasará sus vacaciones en la Isla del Perejil.

Clark Kent García, parapsicólogo.

viernes, 24 de agosto de 2007

8. Ampliación


Londres, 19 de octubre. 21.47.

El Director Ejecutivo de la Compañía de Seguros Swiss Re, David Mulligan, fue encontrado muerto esta tarde en la orilla del río Támesis, sin que se puedan precisar aún las causas de su muerte, informan fuentes policiales.

A pesar de que el jefe de Scotland Yard, Peter Beardsley, evitó hacer declaraciones estas mismas fuentes descartaron que Mulligan hubiera sufrido un accidente o hubiera fallecido después de un suicidio, con lo que la alternativa del crimen se convierte así en la primera hipótesis que baraja la policía.

Mulligan apareció muerto a las 21.25, cuando apenas quedaba visibilidad, en el tramo del Támesis que va desde el Chelsea Bridge al Vauxhall Bridge, enfrente de la popular Battersea Power Station.

La policía investiga en estos momentos si la muerte de Mulligan guarda alguna relación con un suceso que protagonizó el propio directivo de Swiss Re una hora antes en la cadena de supermercados Sainsbury’s.

Según testigos presenciales en el supermercado, el ejecutivo no pudo realizar su compra después de que una de las cajeras no autentificara la firma con la tarjeta de crédito que él mismo le había entregado y se marchó sensiblemente disgustado del local, entre insultos y acusaciones.

La compañía de seguros, que había colgado un escueto comunicado en su página web después del incidente, prefiere no pronunciarse aún acerca de la muerte de su Director Ejecutivo y ha convocado una junta urgente para mañana a primera hora del día.

Mulligan era conocido en el mundo de las aseguradoras como “Tiburón” (Shark) y protagonizó varios casos controvertidos en la década de los 90 relacionados con la compañía British American Tobacco.

El hombre de negocios inglés se desenvolvió a su vez por la noche londinense y tuvo un juicio por deslealtad a la Corona Británica en el caso conocido por la prensa inglesa como “David Sucks”.

El Tribunal Superior Británico condenó a Mulligan por desacato a la Corona tras afirmar en un periódico que a los ingleses no les gustaba la monarquía “desde que la Reina la chupaba”.

Fue la propia Reina, sin embargo, la que decidió indultar al entonces joven ejecutivo después de que el propio Mulligan se retractase de sus palabras.

Mulligan era el padre de David Mulligan, de 30 años, y de Amelda Núñez, de 11, niña filipina adoptada con su ex mujer Anna Bliss, de quien se divorció a principios de este año.

7. Con prisa

En el súper, un tío; el otro es más rápido. Le bajan los humos en caja. ¿Cómo que no vale, quién te crees, perito caligráfica?, dice. Parte una barra y se pira. Así fue.

6. Thriller


- ¿PUDO VER AL HOMBRE que se quejó del asunto de la barra de pan?
- No...
- Pero sabe que un tipo...
- (interrumpe) Sí, sí, lo sé, claro que lo sé, ¡lo sabe todo Londres! El tipo de la barra, el tipo al que nadie localiza, el misterio del tío del pan. Oiga, llevo aquí dos horas, ¿puedo contarle lo que sé y largarme?
- ¿Por qué tanta prisa?
- Esto es absurdo, una persona monta una bronca en un supermercado y me retienen por no sé qué estúpida ley. ¿Prisa? Tengo entradas para una fiesta, ¿sabe?
- ¿Conocía de algo a la víctima?
- ¿Víctima? ¿Ha dicho víctima?
- Ha sido encontrado muerto en el Támesis hace una hora, también lo sabe todo Londres. ¿Lo conocía o no?
- Víctima… vaya. ¿Eh?, no, no lo conocía. Lo vi otras veces en el Sainsbury's, como a más gente. Vivo en el barrio desde hace más de seis años. Un barrio muy tranquilo. ¡Víctima!
- Se le ve afectado, ¿le afecta personalmente esta muerte?
- ¡No! Es sólo que... víctima. Era una persona enfadada, nada más. ¿Y está muerto?
- ¿Qué fue lo primero que le llamó la atención?
(silencio)
- Señor, ¿qué fue lo primero que le llamó la atención?
- Sí. Recuerdo que iba con mis cascos y no podía oír nada pero noté que todo el mundo se giró en una dirección así que di media vuelta y me quité los cascos. Entonces esta persona estaba gritando como un loco algo, amenazando a la cajera.
- ¿Recuerda las palabras exactas?
- Algo así como: tú no sabes con quién estás jugando, soy un tipo muy importante y vas a volver a saber de mí antes o después. No recuerdo las palabras exactas pero le comentó que cómo era posible que supiera que su firma no era la misma que la de la tarjeta, algo que me sorprendió, pues yo siempre pienso cuando firmo qué pasará si me equivoco. Luego se marchó con una barra de pan.
- ¿Por qué cree que dejó el resto de la compra y se llevó la barra de pan?
- No lo sé, supongo que lo hizo de forma inconsciente.
- ¿Le suena de algo el nombre de Lisa Bonet?
- No, nunca lo había oído.
- ¿Recuerda algún otro detalle?
- Bueno, lo cierto es que en todo aquello algo había algo de teatral pero no sabría precisarle por qué.
- Es un efecto de irrealidad típico en un testigo, no creo que tenga mayor importancia. Si recuerda algo más consistente, por favor llámeme a este número.
- Gracias.
- Disfrute de su fiesta.
- No creo que vaya pero gracias.
- Hasta pronto.
- ¿Disculpe? ¿Oiga?, ¿oiga?

jueves, 23 de agosto de 2007

23 Agosto.

Acabo de poner la calefacción.
Comeos la última galleta de Oreo:
El milenarismo ha llegado.

miércoles, 22 de agosto de 2007

Y si luego...?

EL TIPO murió como se debe. Aguantó una larga enfermedad, como dijo el diario de provincias, y exhaló el último aliento sin queja alguna. Antes vivió también como es debido. Jamás se divorció de la mujer con la que se casó. Bebió poco, aunque nunca dijo si lo hizo por salud o por otro imperativo de mayor calado. Hizo el amor por primera vez ni tarde ni pronto, según él, aunque nunca lo llamó de esta manera. Fue con su mujer, por supuesto, y jamás pensó en caer en los brazos de otra, aunque fuera una profesional y por mucho que le insistieron sus amigos. No timó al fisco aunque tampoco tuvo una palabra bonita a ninguna chica que pasara por su lado. Fue un tipo tranquilo que creyó desde siempre en lo mismo que habían creído sus seres más cercanos, quizá queridos. Pasó por el mundo de forma virtuosa y no hubo una sola persona que dijera jamás una cosa mala sobre él. Y además las hubo buenas. Cuando murió alguien que no fue ninguno de sus hijos afirmó: “Qué bueno que era”. Y otro más aseguró: “Dios lo acogerá en su seno”.
El tipo murió como se debe y pasó al más allá, donde los trámites para comenzar la vida eterna fueron extremadamente rápidos. Un contrato de inmortalidad que era necesario firmar dos veces si se deseaba formar parte de una existencia eterna ulterior explicaba en siete cláusulas que el condenado trabajaría como un condenado para los restos y serviría en el Cielo de los Condenados.
“Yo he sido bueno”, protestó.
“Otro más que no entendió un pimiento”, replicó la voz. “¿Firmas o no?”
“¿Qué pasa si no firmo?”
“Desapareces”.
El tipo sintió un sudor frío y sintió la eternidad por un segundo.
Luego borró el documento de WORD y comprobó que un 23 de agosto llovía en Londres lo mismo que si fuera un 17 de marzo en Madrid.
Oh tempora, oh mores.

martes, 21 de agosto de 2007

Fonejacker

Un descubrimiento de una tele británica, Channel Four. Son el equivalente a los Jackass pero haciendo el notas por teléfono. Una pena que no haya subtítulos. Se ríen un poco del acento de los indios pero es muy divertido:







Antártida. Año Zero.

21 DE AGOSTO.

El contacto con la atmósfera revierte en mis huesos y aún no me acostumbro a este tiempo maldito. El gorro de lana no hace su efecto y el frío cobra una nueva perspectiva para mí en esta tierra helada.
Con un escaso margen en mis posibilidades he llegado a la estación.
Allí M. transmitía datos como buenamente podía enfundado en una bufanda. Poco o nada se ha sorprendido de verme vivo.
Pronto el frío vendrá acompañado por una lluvia insolente, constante. Y llegará el otoño.
En la Antártida no hay hilo musical…
¿Quién se acuerda del Capitán Scott…? Evans, Wilson, Bowers y Oates. Y Oates…

La Antártida es un bar del centro de Londres en el que, en efecto, no hay hilo musical. Miguel lleva bufanda dentro de la oficina y yo gorro al salir de casa. Y si esto es un estío, Medinilla, mi pueblo, es el desierto del Kalahari el día de la Paloma.


¿Es éste el calentamiento global prometido? Volvámonos ecologistas.

Yo no quiero una paz verde, sólo una tregua en verano y que de 31 días de agosto haya más de tres en sin lluvia.

Si no te gusta Londres no vengas. Tócame los cojones un poquito, sí que me gusta Londres, por eso me quejo de ella y de este verano de pitiminí.


¡¡¡Este Gobierno nos toma por gilipollas!!!

miércoles, 15 de agosto de 2007

5. Lost in Google Translation

TODAY IN THE SUPERMARKET a type that was carrying an empty cart has got hold of the last loaf after preventing myself with a sudden and illegal movement, in my opinion.

Later, when already I was putting my purchase in the bags of the Sainsbury's, I have seen him to discuss with one of the cashiers. "But who you think that you are, engineers ones in calligraphy? This one is my signature, this one is my card and some day you will know of me! ", he has said while was threatening with the bread and the forefinger.

After this, he has left all his purchase in the tape and has left the supermarket with the loaf in the hand. On having come to the door, he has taken the bar and has broken it in two parts with his knee, in a gesture that had something of the mute cinema, I have thought.

lunes, 13 de agosto de 2007

4. Extrarradio


El primero era un pringao. Primero le largan la barra de pan y luego se queda to parao, como bloqueao o algo. Bueno, pues me pongo a seguir al otro, al que le ha robao la barra en el último segundo. Vete a saber por qué. Por las pintacas que llevaba, supongo. Bueno, tampoco, no sé, iba trajeao y eso. Lo que iba era atacao sabes? Cogía un vino y lo dejaba, cogía otro, cogía un queso y lo dejaba. Cogía otro. Así tol rato, sabes? Bueno ahí me llamó mi chuki pero la colgué porque sabía que el notas la iba a montar. Ahí lo tienes. Cuando llego a las cajas le dice a la cajera que es una zorra y que le va a meter un puro que te cagas. Por lo visto la cajera, una india con un puntaco de esos en to la frente, le dijo que no le quedaba pasta en la tarjeta sabes? Ahí el tío coge la barra y se la parte en la cabeza a la aceituna. Cuatro seguratas se han ido a por él pero el tío corría como una mala bestia, con la corbata a un lao y a otro. La polla tío, la polla.

3. Objetivo


El Director Ejecutivo de la Compañía de Seguros Swiss Re, David Mulligan, no pudo realizar su compra hoy en el Sainsbury’s después de que una de las cajeras no autentificara la firma del hombre de negocios con la tarjeta de crédito que él mismo le había entregado.
Mulligan, que llevaba la intención de preparar una cena a base de espárragos trigueros con queso gorgonzola a su última conquista, fue requerido por la cajera, de origen indio, a que repitiera su firma en una nueva factura.
Tras esto, el directivo de Swiss Re comenzó a gritar a todos los cajeros del supermercado y se marchó hacia la salida con una barra de pan en la mano que aún no había abonado.
“¿Pero quién os creeis que sois, ingenieras en caligrafía? Ésta es mi firma, ésta es mi tarjeta y algún día sabréis de mí!", vociferó Mulligan.
Cuando llegó a la puerta, afirmó un testigo presencial, rompió la barra de pan en su rodilla y se marchó del local.
Según el director de la cadena de supermercados, Winston Bogarde, los cajeros tienen la orden expresa de no gestionar la compra de un cliente en el caso de que estimen que la firma de una tarjeta de crédito no coincide con la rúbrica realizada en el momento de la compra.
La cajera protagonista del incidente, Parminder Nagra, ha recibido un bonus especial de su empresa con el que podrá contratar un seguro de vida en la compañía del propio Mulligan.
Swiss Re, aseguradora líder a nivel mundial, se ha limitado a colgar un comunicado en su página web en el que se refiere al incidente como “asuntos de negocios que suceden en un mundo de negocios”.

miércoles, 8 de agosto de 2007

2. Místico


A ÚLTIMA HORA DE LA TARDE los ejecutivos agresivos, los bohemios y los despistados se habían dado cita en el supermercado para hacer la compra del día, si acaso para verse los unos a los otros las caras, diferentes a las del resto de su jornada; nuevas, quizá.

Uno de ellos, que en poco se diferenciaba del resto, se llevó el último pan del cesto en un movimiento rápido, casi cruel.

Como en un microuniverso en el que todos los elementos se compensan al final de los días, el ejecutivo recibió su castigo a la hora de pagar la compra. Nadie reconoció su firma, era un poco como si las cajeras, que ven pasar cada día cientos de espíritus de toda clase, no hubieran podido ver el alma que había tras la tarjeta de crédito, si es que algo se encontraba en ese lugar.

Aquel broker mortal en un reino de mortales comenzó a vociferar sin ningún sentido, se dirigió a la puerta y rompió el pan, una vez que los peces se habían quedado al otro lado del reino.

martes, 7 de agosto de 2007

1. Notaciones


HOY EN EL SUPERMERCADO un tipo que portaba un carrito vacío se ha apoderado de la última barra de pan tras obstaculizarme con un movimiento repentino e ilegal, en mi opinión.

Más tarde, cuando ya metía mi compra en las bolsas del Sainsbury's, lo he visto discutir con una de las cajeras. "¿Pero quién os creeis que sois, ingenieras en caligrafía? Ésta es mi firma, ésta es mi tarjeta y algún día sabréis de mí!", ha dicho mientras amenazaba con el pan y el dedo índice.

Tras esto, ha dejado toda su compra en la cinta y ha abandonado el supermercado con la barra de pan en la mano. Al llegar a la puerta, ha cogido la barra y la ha roto en dos partes con su rodilla, en un gesto que tenía algo del cine mudo, he pensado.