“ME ENAMORÉ de una mujer que amaba a un hombre que amaba a una mujer que no le amaba”.
La frase es, creo, el comienzo de la película A los que aman. Sólo lo creo porque a los diez minutos ya estaba dormido y comienzo de peli y sueño se diluyeron en una misma historia, mucho más interesante mi sueño, por cierto, que el guión de Isabel Coixet (sueño nominado a un Goya en la categoría sueños de ficción).
Por desgracia, no me acuerdo de él así que tendremos que seguir sufriendo las pelis de esta señora de gafa gótica mientras las historias de verdad se pierden por culpa de falta de fósforo y otros aminoácidos.
Me levanté, sin embargo, con este simpático soniquete.
“Me enamoré de una mujer que amaba a un hombre que amaba a una mujer que no le amaba”.
Era como una canción con forma de elipse que envolvía y daba forma a mis historias y otras historias que alrededor de mí habían tenido lugar en los últimos años.
De hecho, creo que la mujer que no amaba a aquel hombre –siempre según Coixet- no sabía si era correspondida en su amor por un nuevo hombre, con lo que la cosa se complicaba mucho más.
Sin más preámbulos, diremos que, ciertamente, es duro amar y no ser correspondido. Aunque es igualmente duro que te sirvan un Negrita Limón cuando lo que querías es un Cacique Cola.
Cierto día, pedí a un camarero una ronda de chupitos para todos mis amigos, con la desgracia de que no me conté a mí mismo. En el momento de brindar, todos alzaron sus vasos, chuparon la sal y engulleron tequila y limón. Es en esas situaciones cuando puedes mirar la soledad cara a cara.
¿De qué sirve a amar a una persona si sabes que llegará el día en que desees tirarle la sopa de fideos por la cabeza?
En mi caso, jamás he llegado a amar a nadie más allá de desear que se quedara sin papel higiénico en el water. Si acaso desee que pinchara en su camino de vuelta a su ciudad tras una ruptura, cosa que ocurrió.
Desde entonces, me traumatiza desear cosas. No sea que se cumplan. Como aquel slogan cutre de una versión americana de una terrorífica película japonesa: “ten cuidado con lo que deseas”.
El slogan era de por sí tan terrorífico que me ahorré el dinero de la entrada.
(dinero que empleé en sellar una quiniela de 7 dobles reducida con la que acerté 9 resultados y el pleno al quince).
Asimismo, rehúyo siempre responder cuestiones trascendentales del tipo “¿quién prefieres que palme, tu perro o mil chinos en un terremoto?”
En mi colegio mayor tenía un amigo que siempre que se hacía un silencio en la conversación me preguntaba: “¿qué prefieres, tirarte a Pamela Anderson o que te regalen un Setter Irlandés?” Estábamos entonces en una época pre Youtube y nada sabíamos de las maravillas que hacía Pamela con aquel joven espigado llamado Tommy Lee. Así que, desconocedor del asunto, algo ingenuo, me quedaba siempre con el Setter Irlandés, pensando en cruzarlo más adelante con un pastor alemán.
(cuando luego por la noche pensaba en ambas posibilidades, lo de Pamela siempre resultaba más eficaz).
Sobre la correspondencia en el amor se ha hablado ya mucho y bien en revistas como el Elle o Yodona. Dicen que el test del número 87 del Diez Minutos sobre “Modos y hábitos a la hora del desayuno” salvó a miles de parejas de caer en el divorcio, fenómeno que luego provocó, según muchos, el comienzo de la burbuja inmobiliaria.
Poco puedo añadir yo al asunto que no hayan comentado otros autores como Paul Preston, Anne Igartiburu o Eduardo Punset.
Si acaso, la absurdez que supone continuar de forma así de obstinada luchando por una persona que amas pero que no te ama.
¿Acaso se arrejuntan dos átomos de Molibdeno y Antimonio?
Todos sabemos que no.
Por las mismas razones, cuando rompes con tu átomo de toda la vida, sabes que la probabilidad de que a los 12 meses se haya quedado embarazada es altamente probable.
Lo que las revistas no cuentan son las ventajas de tener un amante tocayo de tu marido. Y, aunque dichas ventajas son evidentes, alertaremos aquí de la alta probabilidad de que llames a Ramón I cuando en realidad querías llamar a Ramón II para quedar en el tocador del Cortinglés.
En mi experiencia por el mundo, me he encontrado en multitud de ocasiones parejas de enamorados que gritaban a los cuatro vientos que el amor es lo más hermoso del mundo.
Cuando luego les preguntaba, todos confirmaban lo que ya temía: jamás agarraron cuatro cerdos de mano contra tres reyes caballo.
Antes de finalizar, considero menester formular una de las grandes preguntas que aún no ha resuelto la sociología moderna: ¿es un acto de amor acabar con el último callo de la discoteca? Y si esto fuera así, ¿por qué el ser humano en general y el habitante del extrarradio en particular lo niega al día siguiente con los colegas?
Es de reseñar que si pretendiéramos encerrar el amor en diálogos, la síntesis siempre nos dirigirá a una de estas tres fórmulas: “Siempre te amaré”. Algo más chejoviano: “Te he hecho la cena con todo mi amor. ¿Y así me lo agradeces?” O también: “Hoy son las semis de la Champions League, no me esperes levantada”.
Un último consejo: si quieres acabar tu relación y no sabes cómo decírselo a tu pareja, tirarte pedos no es una indirecta convincente.
Más información en el artículo: AÑO CERO. “Para hacer bien el amor hay que venir al sur”. ISBN 950-15-0181-7.
martes, 29 de mayo de 2007
domingo, 13 de mayo de 2007
jueves, 10 de mayo de 2007
A fluir que son dos días...
...COMO TE decía, María, hoy he tenido un día horrible, pero horrible de no haberlo más horrible dentro de la poca gravedad de un día poco horrible. Es tan compleja de explicar mi tragedia que no tiene nombre ni asidero. Que no requiere solución y menos mal que es así porque no existe. Te jodes y punto.
¿Y no tiene todo el mundo días así?
No.
La gente los tiene o muuuuuucho peores o muuuuucho mejores.
Mi día de hoy ha sido el peor día de todos los días horribles mediocres de la historia.
Y ahí no hay quién me gane.
Por supuesto llovía. Ya pueden embargarte el piso que si el día ha sido soleado pierdes muchos puntos en la escala Lionel Ritchie de Losers.
También he recibido mi llamada de la mala suerte.
Y he tenido mi pequeña tragedia doméstica.
Es de estos días en los que todo lo que te ha pasado, y ha sido mucho, te ha sucedido en el plano negativo.
La rebanada giraba y giraba pero todas las veces caía por el lado de la mantequilla. Por el lado de la mantequilla y además encima de la pelusa de la cocina, que es cuando ya la rebanada es insalvable (aunque los hay que con un poco de cirugía hacen maravillas)
De estos días horribles que cuando llegas a casa lo único peor que puede pasar es algo que sólo le pasaría a Carpanta, como que las ruedas de un coche pasen encima de un charco y te salpiquen de arriba abajo. O que tu equipo pierda 4-0 y pierdas un pleno al quince.
Una de las cosas semi-horribles que me han pasado ha sido dejar el agua caliente del grifo correr por un rato. Que no es grave, al menos en un país de lluvioso como UK. Pero la cosa se complica cuando, por efecto de la gravedad, el maldito grifo británico se cierra y se va acumulando agua. Caliente.
Luego te llaman por teléfono y te dicen que igual haces un directo, que lo de Blair va interesando en España. Que hombre, estamos hartos ya de la guerra de Irak y del anticiclón de las Azores pero que si Tony se va de una puta vez y nos deja tranquis con la Pantoja le damos un poco de bola. Bueno, pues nos lo pensamos y te llamamos a la mínima. ¿Qué tal por Londres?, ¿llueve?, ah qué mala suerte, bueno, llevabais una rachita eh??? Saludos, saludos, hablamos luego.
Hostias.
Pedrín.
Little Peter.
El agua.
El agua que fluye que no veas.
Be water my friend.
Pues si es complicado saber lo que son 20 centímetros, imagínate calcular superficies y ya no digamos el volumen.
Lo que es seguro es que en el suelo había agua.
Un poco de papel de cocina que absorba… bueno… no es suficiente (el anuncio miente). Que si una toallita por aquí, otra por allá. Dale con la sábana. Bebe un poco. Y bueno, en cinco minutos la cosa está resuelta. “Pa haber estado un rato cayendo la he secado pronto”.
Pero claro, no cuentas con las juntas (pocojuntas). Con las grietas, los recovecos, hendiduras, ranuras, surcos, intersticios, fallas, rajas y resquicios que tiene este edificio (no manejo ese vocabulario, dale a MAY f7 y verás).
Tampoco cuentas con los insondables caminos que traza la puta gotera. Son caprichosas: surgen de cualquier grifo y acaban en cualquier techo. Un grifo se queda abierto en Algete y unos años después te salen unas caras en Belmez. Una mariposa bate las alas en Pekín y tienes El día de mañana en Nueva York. Un periodista en paro abre el grifo de su casa de Victoria y el agua cae en el salón del vecino de abajo, encima de un óleo, siendo el dueño de piso y óleo tu casero.
Luego de una serie de catastróficas desdichas, llegando a casa, me ha salpicado un autobús de dos pisos y he recibido un mensaje de Edu: el Barça había perdido 4-0.
Afuera sigue lloviendo. Los coches siguen rociando de H20 las paredes del edificio de Belgrave Road en el que vivo.
Dos borrachos pasan cantando y entiendo nítidamente sus palabras: Always look on the right side of life, que debe de ser lo que se silba aquí cuando vuelves a casa con la botella y no has pillado cacho. Al día siguiente es cuando te preguntas cuál hostias era el lado bueno de la vida, das media vuelta y sigues tostando tu resaca sin necesidad de mayor pena o alegría.
En fin. A mí contar todo esto me ha servido para recuperar el ánimo. Para decir “agüita”, pa pensar cómo le bailaré el agua mañana a mi casero, pa cagarme en las flores de mayo.
A fluir que son dos días...
Sobre mi cruzada, he aquí una pregunta hecha a carlos boyero en su chat de los jueves (gracias Pomar):
4. carlos, ¿dejarias que aznar te lleve a casa despues de una cena?
Ni antes. Ese señor y yo no tenemos nada que ver. Si se sigue desinhibiendo tanto y transformándose en ácrata puede acabar en el frenopático. Que diga esas memeces sobre el vino y la conducción alguien que fue durante ocho años presidente del Gobierno no debería quedar impune, alguien debería exigirle responsabilidades al libertario por sus certidumbres y su desafío a la legislación sobre los límites de velocidad.
Y añado este enlace. Que le corten la cabeza por lo de irak y luego que le traigan a cumplir condena a españa por esto:
http://www.elplural.com/politica/detail.php?id=11499
¿Y no tiene todo el mundo días así?
No.
La gente los tiene o muuuuuucho peores o muuuuucho mejores.
Mi día de hoy ha sido el peor día de todos los días horribles mediocres de la historia.
Y ahí no hay quién me gane.
Por supuesto llovía. Ya pueden embargarte el piso que si el día ha sido soleado pierdes muchos puntos en la escala Lionel Ritchie de Losers.
También he recibido mi llamada de la mala suerte.
Y he tenido mi pequeña tragedia doméstica.
Es de estos días en los que todo lo que te ha pasado, y ha sido mucho, te ha sucedido en el plano negativo.
La rebanada giraba y giraba pero todas las veces caía por el lado de la mantequilla. Por el lado de la mantequilla y además encima de la pelusa de la cocina, que es cuando ya la rebanada es insalvable (aunque los hay que con un poco de cirugía hacen maravillas)
De estos días horribles que cuando llegas a casa lo único peor que puede pasar es algo que sólo le pasaría a Carpanta, como que las ruedas de un coche pasen encima de un charco y te salpiquen de arriba abajo. O que tu equipo pierda 4-0 y pierdas un pleno al quince.
Una de las cosas semi-horribles que me han pasado ha sido dejar el agua caliente del grifo correr por un rato. Que no es grave, al menos en un país de lluvioso como UK. Pero la cosa se complica cuando, por efecto de la gravedad, el maldito grifo británico se cierra y se va acumulando agua. Caliente.
Luego te llaman por teléfono y te dicen que igual haces un directo, que lo de Blair va interesando en España. Que hombre, estamos hartos ya de la guerra de Irak y del anticiclón de las Azores pero que si Tony se va de una puta vez y nos deja tranquis con la Pantoja le damos un poco de bola. Bueno, pues nos lo pensamos y te llamamos a la mínima. ¿Qué tal por Londres?, ¿llueve?, ah qué mala suerte, bueno, llevabais una rachita eh??? Saludos, saludos, hablamos luego.
Hostias.
Pedrín.
Little Peter.
El agua.
El agua que fluye que no veas.
Be water my friend.
Pues si es complicado saber lo que son 20 centímetros, imagínate calcular superficies y ya no digamos el volumen.
Lo que es seguro es que en el suelo había agua.
Un poco de papel de cocina que absorba… bueno… no es suficiente (el anuncio miente). Que si una toallita por aquí, otra por allá. Dale con la sábana. Bebe un poco. Y bueno, en cinco minutos la cosa está resuelta. “Pa haber estado un rato cayendo la he secado pronto”.
Pero claro, no cuentas con las juntas (pocojuntas). Con las grietas, los recovecos, hendiduras, ranuras, surcos, intersticios, fallas, rajas y resquicios que tiene este edificio (no manejo ese vocabulario, dale a MAY f7 y verás).
Tampoco cuentas con los insondables caminos que traza la puta gotera. Son caprichosas: surgen de cualquier grifo y acaban en cualquier techo. Un grifo se queda abierto en Algete y unos años después te salen unas caras en Belmez. Una mariposa bate las alas en Pekín y tienes El día de mañana en Nueva York. Un periodista en paro abre el grifo de su casa de Victoria y el agua cae en el salón del vecino de abajo, encima de un óleo, siendo el dueño de piso y óleo tu casero.
Luego de una serie de catastróficas desdichas, llegando a casa, me ha salpicado un autobús de dos pisos y he recibido un mensaje de Edu: el Barça había perdido 4-0.
Afuera sigue lloviendo. Los coches siguen rociando de H20 las paredes del edificio de Belgrave Road en el que vivo.
Dos borrachos pasan cantando y entiendo nítidamente sus palabras: Always look on the right side of life, que debe de ser lo que se silba aquí cuando vuelves a casa con la botella y no has pillado cacho. Al día siguiente es cuando te preguntas cuál hostias era el lado bueno de la vida, das media vuelta y sigues tostando tu resaca sin necesidad de mayor pena o alegría.
En fin. A mí contar todo esto me ha servido para recuperar el ánimo. Para decir “agüita”, pa pensar cómo le bailaré el agua mañana a mi casero, pa cagarme en las flores de mayo.
A fluir que son dos días...
Sobre mi cruzada, he aquí una pregunta hecha a carlos boyero en su chat de los jueves (gracias Pomar):
4. carlos, ¿dejarias que aznar te lleve a casa despues de una cena?
Ni antes. Ese señor y yo no tenemos nada que ver. Si se sigue desinhibiendo tanto y transformándose en ácrata puede acabar en el frenopático. Que diga esas memeces sobre el vino y la conducción alguien que fue durante ocho años presidente del Gobierno no debería quedar impune, alguien debería exigirle responsabilidades al libertario por sus certidumbres y su desafío a la legislación sobre los límites de velocidad.
Y añado este enlace. Que le corten la cabeza por lo de irak y luego que le traigan a cumplir condena a españa por esto:
http://www.elplural.com/politica/detail.php?id=11499
Secret Sundaze de cada mes dánosle hoy
jueves, 3 de mayo de 2007
me gustan las mujeres me gusta el vino, y si tengo que olvidarlas bebo y olvido
DEJAR HACER, dejar pasar. O como decía el ínclito Rosón, "laissez faire, laissez passer". Es lo que viene a decirnos Aznar estos días respecto a comer hamburguesas, tragar vino y conducir por las carreteras del Estado (desconozco si en este orden).
Cierto. Padezco este mal. Como no tengo nada que contar de Londres, me dejo poner de los nervios por las gilipolleces de Aznar. Pelito al viento, se le puede ver estos días de Puente de Mayo luciendo palmito en las ediciones digitales, frivolizando sobre las campañas de tráfico. Quitándole hierro al asunto. Tanta crispación no es buena, y menos en las carreteras. A Aznar, copywriter en la intimidad, no le mola el "No podemos conducir por ti". le chirría, le parece, mire uste, prohibicionista. Acaso le va más el Dejar hacer. Y oye, suena bien como slogan para el verano: "Dejar hacer, dejar pasar". Además, casa con el "te gusta conducir?" Ya lo dice Che: "¿quién te ha dicho que quiero que conduzcas por mí?" ... y esta vez no ha cobrado por contárnoslo.
Mi madre cree que el que dice gilipolleces es que es un gilipollas y a veces se queda corta.
Mi inglés mejor, gracias por los que preguntaron. Como eres un ser tan primario y básico, se hace imposible entender a los hijoputas, así que eres más feliz.
Mientras, Escocia se nos está haciendo mayor y ya quiere salir de marcha hasta más de las doce. Blair pasa de responsabilidades y se las pira a climas más templados, que en Downing Street hace mucho frío. Yo lo veo junto al otro -el novio de la Botella- en la sala Galileo, antes de faemino y cansado, cantando lo de "me gustan las mujeres me gusta el vinooooooooooooo..."
Cierto. Padezco este mal. Como no tengo nada que contar de Londres, me dejo poner de los nervios por las gilipolleces de Aznar. Pelito al viento, se le puede ver estos días de Puente de Mayo luciendo palmito en las ediciones digitales, frivolizando sobre las campañas de tráfico. Quitándole hierro al asunto. Tanta crispación no es buena, y menos en las carreteras. A Aznar, copywriter en la intimidad, no le mola el "No podemos conducir por ti". le chirría, le parece, mire uste, prohibicionista. Acaso le va más el Dejar hacer. Y oye, suena bien como slogan para el verano: "Dejar hacer, dejar pasar". Además, casa con el "te gusta conducir?" Ya lo dice Che: "¿quién te ha dicho que quiero que conduzcas por mí?" ... y esta vez no ha cobrado por contárnoslo.
Mi madre cree que el que dice gilipolleces es que es un gilipollas y a veces se queda corta.
Mi inglés mejor, gracias por los que preguntaron. Como eres un ser tan primario y básico, se hace imposible entender a los hijoputas, así que eres más feliz.
Mientras, Escocia se nos está haciendo mayor y ya quiere salir de marcha hasta más de las doce. Blair pasa de responsabilidades y se las pira a climas más templados, que en Downing Street hace mucho frío. Yo lo veo junto al otro -el novio de la Botella- en la sala Galileo, antes de faemino y cansado, cantando lo de "me gustan las mujeres me gusta el vinooooooooooooo..."
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